martes, 18 de abril de 2017

El silencio

Las palabras sin dueño deambulan por ahí, como los vagabundos que no tienen dónde dormir y han escogido las escaleras de una iglesia. Hacia la noche, las palabras tiritan. Piensan que hubieran estado mejor enredadas en el cabello de la que iba a ser su dueña, pero se quedaron deambulando por ahí. Ahora esperan refugiarse en la cornisa de una ventana cerrada, compartir la noche al lado de una lechuza. Por la mañana, algunas no sobrevivirán. Dejarán de ser palabras, el poema, el cuento o lo que fuera que hubieran podido ser.

lunes, 17 de abril de 2017

Los trazos de la mano invisible, 2

Al otro lado de la venta se extendía el mundo que veías cada mañana. Esta vez, uno de tus colores había manchado el cielo. Quisiste trepar a la cornisa y aventarte, pero aún te daba miedo la gravedad. En el sueño, una voz te dijo que no existía el piso, que solamente habían capas invisibles por las cuales podíamos correr hacia el horizonte. El pan empezó a oler. Bajaste con tus pies desnudos y encontraste a tu abuela. Tenía el cabello tan blanco que se te antojaba perderte en sus colinas suaves y blancas.


Los trazos de la mano invisible, 1


El punto de partida es el punto de inicio. O tal vez al revés. Cuando comenzó todo, tal vez aún dormías. ¿Quién puede decirte realmente si seguías dormida, o si era el rescoldo de un sueño que te atrapó durante toda la madrugada? Lo cierto es que bajaste los pies a la alfombra y la pintura se había esparcido por todo el suelo. Si hubieras sabido lo que pasaría días después, tal vez no habrías corrido a la ventana como lo hiciste.

¿A dónde han corrido los signos, las puntuaciones? ¿Quién te dejó en las manos solamente pinceles y colores? ¿Solamente?

La mañana te recordó a tu infancia, la primera vez que hundiste tus manos en el pan fresco, cuando preguntaste cuál era el origen de las estrellas. La mañana, decidiste, es cuando los sueños descansan y el mundo se dispone a responder tus preguntas.